segunda-feira, 26 de abril de 2010

Experiencia de Fe

EXPERIENCIA DE FE

Johrei Center Perú

Nombre: Silvia Alicia Ayllón Seminario


Mi nombre es Silvia Alicia Ayllón Seminario. Tengo 25 años y dos hijos de 7 y 3 años de edad. Conozco la Iglesia Mesiánica desde que tenía 16 años por medio de mi familia.

Hace cinco meses mi madre junto con mi tía y mis primas que son miembros, me animaron a acercarme a la Iglesia pues estaba pasando por una depresión muy fuerte, la que en realidad se manifestaba desde que era niña, presentando actitudes de querer lastimarme, de hacerme daño. Llegaba al punto de tomar pastillas y en una oportunidad tomé más de 50. Otra forma de lastimarme también era pegándome a mi misma.

Esta depresión se vio originada de alguna manera por la separación de mis padres y por la nueva relación de mi madre con su pareja, que me llevaron a ver escenas de mucha violencia, maltrato e injusticia, lo que despertaba en mi deseos de golpear y pensar en el hecho de arrojarme de algún lugar o simplemente hacerme daño.

A todo esto se sumó la relación que llevaba con el padre de mis hijos. Él empezó a tomar demasiado, desaparecía de la casa, algunas veces por dos días o más. Los engaños y mutuos maltratos me hicieron tomar una postura de mucha indiferencia e irresponsabilidad ante la vida, al punto de no prestar real atención al cuidado de mis hijos. Salía, tomaba y ya había generado en mi familia la impresión de que no estaba haciendo las cosas bien. Sentía deseos de cambiar pero no encontraba una salida a todo esto. Para mí la vida no tenía mucho sentido, sólo quería estar en la cama ahogándome en mis problemas.

El primer día que vine, pensé en no hablar, por lo que escribí en unas hojas todo lo que sentía, pero en el transcurso de la entrevista fui sintiendo el deseo de querer abrir mi corazón y contar todo lo que me venía pasando, recordando escenas duras, desde mi infancia hasta la actualidad.

Fui orientada entonces a recibir mucho Johrei, tratando de ser perseverante con esta práctica para saber lo que Meishu-Sama podría hacer por mi. Además, fui orientada de la relación que tenemos con nuestros antepasados, pues todo lo que me venía sucediendo tenía mucho que ver con ellos. Recibí también una explicación sobre la Práctica del Sonen y la importancia de empezar a realizar el encaminamiento de todos aquellos antepasados que se manifestaban a través de las distintas sensaciones que surgían en mí.

Así empecé a poner en práctica todo lo que me orientaron. Recibía Johrei en la Iglesia, en casa de mi tía, participaba de los cultos mensuales de agradecimiento, oraciones de antepasados y también en las reuniones de Johrei de la zona.

Paralelamente realizaba la Práctica del Sonen de Encaminamiento. Encaminaba todas mis sensaciones, de angustia, desesperación, tristeza, agresión, violencia y depresión. Así mismo, encaminaba todo lo que veía y sentía en las personas que estaban cerca a mí.

Todas estas prácticas me fueron llevando a sentirme mejor. Poco a poco comencé a tener el fuerte deseo de que mi vida fuese más tranquila, mis ganas de salir fueron disminuyendo naturalmente, y pasé a querer estar más tiempo con mis hijos. Así, mis estados depresivos se volvieron cada vez menos frecuentes.

Después de un tiempo de realizar estas prácticas, comencé a purificar con dolores de cabeza de forma muy intensa y persistente durante dos semanas, y mis ojos empezaron a lagrimear, sintiendo además que la cabeza y los ojos me quemaban. A esto se sumó, un dolor a la altura de la boca del estómago y seguidamente un proceso de diarrea.

Por esos días, fui invitada por los jóvenes a participar de una dedicación de limpieza el sábado víspera del culto de agradecimiento y al concluirla, me di cuenta que el dolor y el malestar habían pasado por completo. Siempre escuchaba que los jóvenes tenían dedicaciones pero ese día pude comprender la importancia de ellas y de cómo ofreciendo nuestro tiempo a Dios, a través de la Luz que se genera en ese momento, Dios actúa.

Luego pude comprender que aquello fue un proceso de limpieza que mi cuerpo necesitaba pasar por tantas pastillas que había tomado.

Antes de esto, ya había experimentado algunos cambios, sin embargo siempre cargaba las pastillas, aunque no las tomaba. A partir de esa dedicación tomé la decisión de no llevarlas más.

Cuando pensaba en todo lo que me había sucedido, me sorprendía al recordar mis reacciones. Para mi todo ya no era tan duro, no era tan trágico, era como si mi visión de las cosas hubiera dado un giro de 180 grados. Entendía mis problemas como purificaciones y en varias oportunidades manifesté que sentía como si algo o alguien hubiera salido de mí, pues me sentía otra persona y las decisiones que tomaba eran más firmes. Empecé a sentir verdaderas ganas de vivir, y al pensar en las actitudes que tuve hasta ese momento y en los cambios que sucedían, pude realmente sentir como el Johrei y la Práctica del Sonen me estaba salvando.

Así mismo, fui orientada a sumar a mis prácticas la del Sonen de Altruismo. Escogí empezar con el baño de mi casa. Lo limpiaba con el sentimiento de que mi hermana, mi hermano y mi madre sean felices. Como resultado de eso, mi hermana, que tiene un carácter fuerte, empezó a estar más cercana a mi, hasta incluso más cariñosa. Mi madre también se quedaba feliz con mis gestos de amor en la casa. De esa manera pude confirmar mi deseo de querer hacer felices a las personas, por lo que nació en mí el deseo de recibir el Ohikari. Mi madre, al ver mi cambio, acompañó todo mi proceso, frecuentando la Iglesia y realizando también la Práctica del Sonen. Mi nueva postura comenzó a ser notada por mi familia y pude sentir que ya no tenían la misma impresión de mí. Y esto los está motivando a llegar a la Iglesia, al punto que ya hay quienes quieren ingresar al curso para futuros miembros.

Ahora cuando veo a otras personas con actitudes similares a las que yo tenía antes, siento el deseo de encaminarlas, o simplemente de hablarles de la Iglesia y del Johrei. Y así lo vengo haciendo, actualmente dos de esas personas están frecuentando la Iglesia.

Hace una semana tuve el permiso de recibir el Ohikari junto con mi madre, ahora mi compromiso es hacer felices a las personas, por eso debo seguir adelante pues aún siento que necesito aprender mucho más y cultivar cada vez más la práctica de mejores acciones.

Agradezco a Dios, a Meishu-Sama y a mis antepasados por el camino mostrado.

Agradezco también a quienes estuvieron cerca de mi orientándome, a mi familia, en especial a mi madre que me apoyó, a mi tía y a mis primas que me encaminaron a la fe y a todos por compartir esta experiencia conmigo.


Muchas Gracias

Um comentário:

  1. Hola Silvia espero que te encuentres muy tranquila, con esa calma que transmites en cada linea y no te alejes de esa paz, tomando las desiciones mas correctas para tu ser que ha pasado por malos momentos pero sabes que, tu aun sigues de pie y eso dice lo fuerte que eres, solo quiero decirte lo mucho que me gusto leer tu histotiria. Nunca dejes de ser fuerte.

    ResponderExcluir